Por: Daniel esquitin
Coincidiendo con las festividades del Día de Muertos en México, bien podemos hablar de la denominada “muerte futbolística”, esa en la que un jugador no necesita perecer para ya estar en esa calidad.
En muchas ocasiones todo se inicia cuando los padres ven en sus hijos la posibilidad de sobresalir económicamente a través de ellos y desde pequeños, sin que quieran, son forzados a entrenarse en este deporte, para que el día de mañana puedan ser “ricos y famosos” y por ende sacarlos del bache.
Estos casos son muy comunes en los países latinoamericanos (Argentina, Brasil, México…) y aunque el elemento llega a trascender y ser alguien, no es feliz ya que fue obligado a dedicarse a algo que no buscó ni deseó.
La mayoría podría pensar que eso es una locura y que esa persona está mal de sus facultades mentales, pero a pesar de ser joven y tener un gran futuro por delante, ya estaba muerto futbolísticamente hablando.
Estos casos son raros, pero también se dan como el de Jorge Valdano, quien ya no pudo continuar su carrera luego que se le diagnosticó hepatitis “B” mientras militaba para el Real Madrid en la Temporada 1986-1987, lo que tristemente puso final a su carrera a pesar de sus deseos. El mismo argentino alguna vez comentó que "tuve sueños de futbol y también pesadillas".
Hay una frase que reza "retirarse es morirse un poco", y esa se le aplica a muchos elementos que no están preparados para dejar la práctica de este deporte, como el caso de Emilio “Buitre” Butragueño, quien tras decir adiós con la playera del extinto Atlético Celaya, alguna vez comentó en una entrevista para el periódico español “El País” que “siento que soy un jugador, pero sé que ya no lo soy”.
Caso similar vivió el pampero Fernando Gamboa, quien en el año 2005 colgó los botines portando la playera del Argentinos Juniors y vivió una gran depresión tras el retiro, a lo que él mismo refirió que "el futbol no te prepara para el día después".
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